jueves, 19 de mayo de 2011

Teoría de Comprobación de Hipótesis

Msc Mary Luz Manrique
Ante la presencia de cualquier problema o incógnita, toda persona esta en capacidad de suponer, sospechar y buscar probables explicaciones. Tales conjeturas se Denominan hipótesis, es una suposición que expresa la posible relación entre dos o más variables, la cual se formula para responder tentativamente a un problema o pregunta de la investigación.
En tal sentido,  la teoría de comprobación de hipótesis surgió dentro del conductismo en forma de procesos selectivos. El conductismo representa la revolución más radical en el enfoque de estudio de la psicología, ya que no sólo considera que le compete también la conducta observable, sino que llega a rechazar a veces que se tenga que ocupar de la conciencia. Desde cierta perspectiva, se podría decir que el conductismo propone una nueva disciplina con un diverso objeto de estudio, a no ser porque su propósito, de explicar todos los temas afrontados por la psicología antigua de un modo más satisfactorio, presenta al conductismo como la única manera de hacer ciencia a la psicología.
Es evidente que con esta revolución cognitiva, cuya base es la interpretación del conocimiento y cuyo centro de interés es la construcción de significados, se trata en primer lugar de descubrir y describir formalmente los significados que los seres humanos crean a partir de sus encuentros con el mundo; luego proponer hipótesis acerca de los procesos de construcción de significados que se centran en las actividades simbólicas empleadas por los seres humanos y, así, construir y dar sentido no sólo al mundo sino también a ellos mismos.
En este mismo orden de ideas, La formación de conceptos es un tema que ha ocupado a psicólogos de todos los tiempos. Desde las teorías asociacionistas, hasta los modelos de cambio conceptual, pasando por las de prototipos o por el enfoque semántico de la teoría de los esquemas entre otras, la preocupación por desentrañar misteriosos procesos del pensamiento conceptual ha estimulado la producción de teorías.
Entre ellas, las de comprobación de hipótesis ofrecen una perspectiva altamente aceptada. El supuesto que subyace a su denominación sostiene que un sujeto que enfrenta la tarea de seleccionar un ejemplo adecuado para un concepto lo hace atendiendo a ciertas dimensiones que resultarían más relevantes que otras y desde una expectativa previa. Desde este marco, los sujetos elaboran una determinada hipótesis relacionada con ciertos atributos relevantes del concepto; luego intentan comprobarla poniéndola a prueba sobre diferentes ejemplares “hasta que la aparición de un contraejemplo positivo o negativo obliga a elaborar una hipótesis nueva, modificando la ‘lista de atributos’ del concepto” (Pozo 2010; p 87)
Diferentes versiones de la teoría discrepan sobre el modo en que los sujetos seleccionan o desechan las hipótesis, pero todas coinciden en que:

1.      “El sujeto dispone de un ‘banco de hipótesis’ potenciales al comienzo del problema
2.      En cada ensayo la persona muestrea una o más hipótesis de entre las disponibles y responde sobre esa base
3.      Si la hipótesis elegida lleva a una clasificación correcta del estímulo, se mantiene. Si no, se rechaza y es sustituida por otra u otras del conjunto” (Howard 1983; citado por Pozo 2010; p 77)
Trabajos de Lashley (citado por Pozo 2010) y Krechevsky (citado por Pozo 1994)  pueden considerarse precursores de estas teorías. Estudios posteriores llevados a cabo por Bruner, Goodnow y Austin (citado por Pozo 2010)  mostraron que los sujetos proceden de manera no aleatoria y están guiados por hipótesis, aunque utilizan distintas estrategias para proceder a la clasificación, diferenciadas fundamentalmente por la atención a todos o sólo a algunos de los atributos de los estímulos.
Por lo tanto, a pesar de ser una de las teorías más aceptadas respecto de la formación de conceptos, la noción de que éstos se adquieren a partir de un proceso de comprobación de hipótesis resulta para muchos psicólogos poco viable pues consideran que el pensamiento humano se guía por muchas otras variables además de la forma lógica. Desde esta postura crítica, la comprobación de hipótesis resultaría insuficiente. Por otra parte, no explicaría como se adquieren los conceptos ya que, la mayoría de los trabajos realizados sobre el tema, se basan en la identificación de conceptos ya formados. Según Pozo (2010) “Lo que se pide al sujeto es clasificar objetos en categorías conocidas, no formar categorías” (p. 89)
En síntesis, Comprobar una hipótesis significa someterla a contrastación de una realidad. Es decir, el investigador tiene que someter a prueba aquello que ha enunciado en su hipótesis, y para ello ha de establecer, mediante alguna técnica de contrastación si su hipótesis concuerda o no con los datos empíricos. En tal caso, sólo se pueden dar dos posibilidades previsibles: o bien la hipótesis puede verse apoyada por datos empíricos y se dice que ella ha sido confirmada, o bien la hipótesis no corresponde con los datos empíricos y dice entonces que ella ha sido des confirmada o refutada por los datos empíricos.
El investigador se concreta a confirmar o a refutar lo que ha denominado el cuerpo de la hipótesis, puesto que el cimiento de la misma ha sido previamente comprobado. En esta tarea, el investigador pone en práctica tres procedimientos básicos: la observación, la experimentación, junto con la encuesta. Aunque dicha comprobación siempre estará sujeta a ser validada nuevamente con experimentos posteriores, otros descubrimientos, instrumentos mejorados  o cualquier cambio que pueda modificar o probar la hipótesis inicial.
En tal sentido, La comprobación de la hipótesis es la actividad que consiste en constar, mediante la observación y/o experimentación, si una hipótesis empírica es verdadera o falsa. En todo caso, toda hipótesis tiene que ser comprobable para ser considerada científica. Una hipótesis que no pueda ser confirmada o refutada por alguna experiencia no puede adquirir el calificativo de científica. Con la comprobación de las hipótesis no termina la investigación. Luego se debe  tratar de extrapolar los resultados o problemas similares, es decir, generalizar. En investigaciones más rigurosa se llega hasta la formulación de leyes y teorías

Referencia Bibliográfica
Pozo, J. I. (2010)  Teorías Cognitivas del Aprendizaje. Madrid. Ediciones Morata

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