jueves, 19 de mayo de 2011

TEORÍAS COMPUTACIONALES DEL APRENDIZAJE

POR: MSc. LUÍS ORLANDO LUNA
C.I.; 11.753.472

A pesar del empuje creciente de la psicología cognitiva, hasta tiempos muy recientes el estudio del aprendizaje ha estado dominado por el clásico enfoque conductista, pero los psicólogos cognitivos han comenzado a interesarse en los procesos mediante los cuales las personas adquieren conocimientos. Este interés viene promovido no solo por las necesidades teóricas sino, especialmente, por las demandas tecnológicas derivadas del desarrollo de sistemas expertos artificiales y de las exigencias prácticas de intervención en contextos de aprendizaje e instrucción cada día más complejo, tanto en el ámbito educativo como en la formación de adultos, apenas accesibles desde los enfoques conductuales ahora dominantes en aprendizaje.
A esto se adiciona que dentro de las teorías del aprendizaje computacional psicológicamente relevantes que se ocupan de la adquisición de conceptos, las más prototípicas son las teorías ATC (Adaptive Control ofThought: Control Adaptativo del Comportamiento) de Anderson (1982, 1983).  El ACT es una teoría unitaria del procesamiento de la información. La idea básica que subyace a la teoría es los mecanismos de aprendizaje están estrechamente relacionados con el resto de los procesos, especialmente con la forma en que se presenta la información en el sistema todos los procesos cognitivos superiores, como memoria, lenguaje, solución de problemas, imágenes, deducción e inducción son manifestaciones diferentes de un mismo sistema subyacente
ACT es un sistema de procesamiento compuesto por tres memorias relacionadas, que interactúan entre sí: una memoria declarativa, que contiene conocimientos descriptivos sobre el mundo; una memoria de producción eso procedural, que contiene información para la ejecución de las destrezas que posee el sistema y una memoria de trabajo. Las memorias declarativa y procedural almacenan dos tipos distintos de conocimiento que se corresponden con la distinción filosófica entre el "saber qué" declarativo y el "saber cómo" procedural.
La memoria declarativa está organizada en forma de red jerárquica, compuesta por "unidades cognitivas" o nodos y eslabones entre esos nodos. El conocimiento declarativo es estable y normalmente inactivo. Sólo los nodos que se hallan activados en la memoria de trabajo tendrán influencia sobre el conocimiento procedural.
Aparentemente, según Boff (2002) “las tecnologías de información y comunicación están creando cada vez más incomunicación y soledad entre las personas” (p. 167), se tiene la idea de que Internet crea un nuevo hábitat para el ser humano caracterizado por el encapsulamiento en uno mismo y por la falta de contacto humano, se tiene la impresión de que esta tecnología deshumaniza el proceso de aprendizaje y que carece de sentido social, sin embargo Internet no es simplemente un sistema de comunicación en abstracto, sino un complejo sistema de interacción social en manos de una sociedad determinada y su potencial de comunicación es aún mayor que otros medios de interacción, ya que permite la comunicación a cualquier parte del mundo en un tiempo muy corto, y que lo único que se pierde es la interacción cara a cara, sin embargo, podemos simularlo a través de la cámaras digitales.
Para algunas personas resulta difícil imaginar realizar un curso a través de Internet ya que no se sienten integradas a un grupo como sucede en el sistema presencial, es más, llegan a expresar que no conocen a sus compañeros de estudio, que esa interacción cara a cara que da la escuela tradicional a través del modelo presencial se pierde por el aislamiento que sufre el estudiante en un entorno virtual, que no existe el sentido de grupo y por lo tanto no hay solidaridad, puesto que no hay interacción entre ellos, de ahí que piensen que este modelo aísla a las personas. Pudiera ser que la parte del contacto humano se aprecia algo frío, ya que estamos acostumbrados al modelo tradicional de enseñanza, sin embargo, hay que recordar que en este modelo el profesor es un transmisor de información y el alumno es un actor pasivo en este proceso de comunicación.
Esta representación social de la que se habla es la que estamos acostumbrados a entablar de manera natural a través de las interacciones cotidianas, sin embargo en la actualidad los entornos virtuales requieren otro tipo de socialización y que precisamente la interacción nos permita desarrollar ese mundo solidario que aparentemente se pierde en la virtualidad.
Además, Chadwick, (1998) sostiene
 la interacción significativa en un ambiente virtual se ve concretada en espacios de diálogo a partir de esas comunidades virtuales y otros medios digitales, está formada por nosotros mismos, seres humanos capaces de sentir y de manifestarnos con nuestros propios valores en este medio. El reto es ¿cómo interactuar de forma significativa con este entorno cada vez más globalizado? y es que cada día las tecnologías de información y comunicación se encuentran al alcance de un mayor número de personas y contribuyen a una comunicación de grupos e incluso a una interacción personalizada, sin embargo no debemos dejar a un lado costumbres, valores, idiosincrasia, es decir, el ser como tal. (p. 90) 

De acuerdo al planteamiento anterior, el procesamiento de información considera que unas pocas operaciones simbólicas relativamente básicas, tales como codificar, comparar, localizar o almacenar, pueden, en último extremo, dar cuenta de la inteligencia humana y la capacidad para crear conocimientos, innovaciones y tal vez expectativas con respecto al futuro. El procesamiento de información de acuerdo a Pozo (1996) “es el programa dominante en la psicología cognitiva actual y que, en un sentido histórico, desbancó al conductismo”. (p. 125)
Asimismo, la concepción del ser humano como procesador de información se basa en la aceptación de la analogía entre la mente humana y el funcionamiento de una computadora. Para ser exactos, de acuerdo a planteamientos de Zohar (1996) “…se adoptan los programas de computadora como metáfora del funcionamiento cognitivo humano (p. 69). Esta analogía es argumentada por Pozo (1996) cuando  sostiene que en cierto modo está basada en la máquina de Turín (autómatas) según el cual si la ejecución de dos sistemas de procesamiento en una determinada tarea alcanza tal semejanza que no pueden distinguirse el uno del otro, ambos sistemas deben considerarse idénticos. Según esta idea el hombre y la computadora son sistemas de procesamiento de propósitos generales, funcionalmente equivalentes, que intercambian información con su entorno mediante la manipulación de símbolos. Según esta concepción, tanto el ser humano como la computadora son verdaderos “informívoros”, son sistemas cognitivos cuyo alimento es la información.
En consecuencia, el procesamiento de información es un marco excesivamente estrecho para desarrollar una teoría suficiente del aprendizaje. El sistema cognitivo humano forma parte de un organismo, que no puede reducirse directamente a un mero mecanismo. Ello permite afrontar el problema del aprendizaje desde una perspectiva organicista que, aunque en muchos aspectos es diametralmente opuesto al asociacionismo, puede, en último extremo, complementar sus aportaciones. Además, las teorías organicistas del aprendizaje van a basarse esencialmente en esos mecanismos necesarios para el aprendizaje pero incompatibles con la lógica computacional. Esta teoría concibe el aprendizaje como un proceso de reestructuración de conocimientos.
De esta manera, el procesamiento de información de acuerdo a Capra, (1998) puede explicar “cómo actúa el sujeto ante una tarea de decisión léxica, atribuyéndole ciertas estructuras de memoria semántica, pero no puede explicar cómo se han adquirido los conocimientos almacenados en la memoria semántica” (p. 165).
Otro elemento importante en el programa es el asociacionismo, diferenciado del asociacionismo conductista en cuanto a que el primero es computacional: con una extraordinaria capacidad de cómputo posibilitada por la cibernética. Otra paradoja aquí es que la computadora se presenta como un espejo de la mente sin tener mente. La memoria semántica está constituida por redes asociativas. Una computadora manipula información, no significados y ésta se mide en términos de probabilidad matemática o de reducción de la incertidumbre. Los significados necesitan una mente que los interprete, por lo tanto, lo que el procesamiento de información puede hacer es ocuparse de señales, o sea, de signos vacíos, de significantes portadores de sentido.
De acuerdo con Pozos (1997), la imposibilidad de proporcionar una teoría del aprendizaje por parte del procesamiento de información, se origina en el propio núcleo conceptual del programa, que, según el autor mencionado, a pesar de su apariencia revolucionaria, continúa con la tradición del conductismo. Aquí podríamos concordar, ya que realmente, ambos programas son netamente mecanicistas. Pozos afirma que el programa no es progresivo y que sus limitaciones son las que precisamente aquejaban al conductismo.
En cuanto a limitaciones, ha sido denominada la paradoja computacional, la aplicación rigurosa de los métodos y modelos extraídos del ámbito computacional ha llevado a los científicos a comprender en qué aspectos los seres humanos no se asemejan a las computadoras.
Esto no significa, por supuesto, que no haya procesos cognitivos semejantes a los de las máquinas cibernéticas; pero significa que la concepción lógica y racional sobre la cognición humana no describe en forma apropiada gran parte del pensamiento y la conducta de los hombres.

1 comentario:

  1. Excelente trabajo.... me sirvio de mucho en mi trabajo---- gracias Luis-------------------

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